El pasado sábado el periódico El País publicó un artículo sobre Verbalia, el juego de Oriol Comas y Marius Serra, que ha sido publicado recientemente en castellano y editado originalmente en catalán. El juego, que Oriol nos presentó en exclusiva en el pasado Festival Internacional de Juegos de Mesa de Córdoba 2011, ha llamado la atención de la periodista Nuria Barrios, que ha incluido la información en su suplemento Babelia, que gira en torno al mundo de la cultura.A continuación reproducimos la información publicada el pasado día 10:
Durante muchos años, Màrius Serra llevó las fichas del Scrabble en los bolsillos, haciendo y deshaciendo frases, atento a nuevos hallazgos verbales. ¿Una afición? ¿Una costumbre algo estrafalaria? ¿Una patología? Nada más lejos. Un deber, pues Serra es fundador de un país, Verbalia, cuya divisa es: «Jugar, leer, tal vez escribir». El autor catalán, a quien las patillas y las canas confieren un notable parecido con Gibbs, el contramaestre del Perla Negra en Piratas del Caribe, obedece a rajatabla su divisa. Es un reconocido ludolingüista, autor de numerosos ensayos, premiados libros de narrativa y miles de crucigramas. Hace poco más de una década publicó en forma de ensayo el acta fundacional de la tierra de los verbívoros: Verbalia (Juegos de palabras y esfuerzos del ingenio literario). Ahora edita junto a Oriol Comas la versión de aquel ensayo en forma de los míticos Juegos Reunidos Geyper, con sus saquitos de fichas, atriles, tableros, lápices y hojas de papel en blanco para anotar la puntuación. «La caja es la cartografía de aquel libro», cuenta Màrius. El mapa del país de los verbívoros, un territorio tan vasto y fascinante como poco explorado.
Oriol y Serra han dedicado tres años a inventar cómo convertir juegos de palabras en juegos de mesa y en testar sus hallazgos. Màrius se centraba en las palabras y Oriol, que es experto y creador de juegos de mesa, en los juegos. «La parte creativa fue una fiesta. Nos divertimos un montón. A veces bastaba introducir una pequeña norma para que un juego se hiciera buenísimo», declara Màrius Serra. Su hijo, Llullu, protagonista de la hermosa novela Quieto, fue testigo silencioso de aquel alborotado gabinete de creación lúdica. El resultado de la unión de estos dos ludópatas es más de cincuenta juegos de palabras con distintos grados de dificultad y muy atentos al tipo de jugadores, incluido su estado sentimental. Hay juegos para las parejas (ABrazagrama), para gente que domina poco el español (AdiVinagrama), para jugar con niños (ChaValotesílaBo) y con expertos (ByeByegrama), para memoriosos (Másquememosílabo), para grupos (BananaílaBo), para los que nunca terminan los crucigramas (CaVilagrama)…
Los hay de cruzar palabras, de crear palabras y frases, de apuestas, de memoria, de seducción, de persuasión, de tirarse faroles… Los juegos se ajustan al tiempo disponible de los participantes. Hay juegos exprés para los que tienen menos de media hora (VelosílaBo) y otros para los que pueden darse el lujo de prescindir del reloj (ArBoledasílabo). «En el juego el tiempo queda suspendido. Se crea un mundo paralelo con sus propias reglas; nosotros solicitamos al jugador que entre, pero le ofrecemos distintas propuestas para que suspenda el tiempo con una duración mayor o menor». Eso sí, todos los juegos tienen algo en común: el placer. «Están ideados para que los jugadores pasen un buen rato», afirma Màrius Serra. La diversión comienza desde el mismo principio, cuando hay que elegir quién empieza: en caso de empate, por ejemplo, si han nacido el mismo día se dan un beso.
Existe una edición de Verbalia en catalán y otra edición en castellano. Durante la presentación de esta última, en la Biblioteca Nacional de Madrid, Màrius Serra y Oriol Comas propusieron jugar a los asistentes y les tentaron con un premio que recibiría el ganador. Muy pronto era tal el entusiasmo de los mismos, escrutando y combinando sus fichas y vociferando sus hallazgos, que aquel espacio, de costumbre tan austero y formal, más parecía la animada sala de un bingo.
Màrius Serra y Oriol comas, que aúnan agudas dotes comerciales con la fina penetración del psicólogo, han concebido juegos que seduzcan a la variada tipología de «jugones». Para el «jugón social», ese tipo a quien tal vez no le gusta bailar, pero sí la sobremesa con los amigos, y que encuentra en el juego un vehículo para que sucedan cosas. «Los juegos de palabras son perfectos para él: cada palabra connota una situación, sugiere un chiste…», dice Serra. Para el «jugón familiar», que establece con el juego un vínculo con sus hijos. «El plan perfecto podría ser pizza más juegos, especialmente en estos tiempos de crisis». Y también para el «jugón friqui», «el amante contracultural del rol, el cómic y la cultura serie B». La divisa de Màrius Serra y Oriol Comas es la siguiente: «¿Sabes leer? ¡Puedes jugar!». Al fin y al cabo, hablar, leer y escribir implican poner palabras en juego.
Màrius Serra sigue llevando fichas para jugar en los bolsillos, pero ya no son las de Scrabble, sino las ligeras fichas de cartón de su caja de Verbalia. Y como los tiempos avanzan que es una barbaridad, no es extraño verle inmerso en el Blufigrama, uno de los cincuenta juegos de la caja, en la versión digital que han sacado para iPad.