Visto en retrospectiva, este juego tiene casi todo lo que puede tener para ser de mis muy favoritos. Es sencillo. No tardaremos más de 10 minutos en explicar en detalle el funcionamiento del juego. Tiene una duración muy adecuada para lo que ofrece, unos 30-45 minutos. Es elegante, ya que funciona divinamente sin complicaciones, simplemente a partir de una idea muy sencilla (para otros no sé, pero para mí, eso es un juego elegante). Lo edita Ystari, una editorial de la que sólo puedo decir cosas buenas, porque de todos los juegos suyos que he probado, no me ha decepcionado ni uno. ¡Qué puñetas, todos me han encantado! Desde el archiconocido Caylus, pasando por Ys, Mykerinos, Bombay, Caylus Magna Carta o Yspahan, todos me han parecido verdaderamente muy buenos juegos. Por si fuera poco, el autor es Sébastien Pauchon, que no tiene una lista inacabable de juegos creados, pero con Yspahan, Jaipur, y este Metropolys, ya puede darse por contento, porque son tres glorias (además de algún otro como Jamaica o Animalia). Y por último, la portada. Como todo en la vida, a gustos los colores, pero me resultaría complicado entender que alguien no piense que la portada de Metropolys no es una belleza en sí misma. Preciosa, simplemente. Y como el juego es precioso también, pasamos a describirlo, por si alguno no lo conoce, y se anima.
Una caja divina
Sí, lo repito. La ilustración de portada es sencillamente soberbia. Una preciosidad en plan victoriano, de una ciudad con un diseño tirando al futurismo, pero en antiguo. Vale, mejor la ponemos, porque como crítico de arte no voy sobrado…
Dentro de la caja, como podemos esperar, está el juego. Primer y creo que único fallo del juego. Caja sobredimensionada. Nada nuevo bajo el sol, pero igual de molesto ahora que siempre. La caja podría ser fácilmente la mitad de alta. Y así, donde cabe uno, cabrían dos, y seríamos el doble de felices. Pues nada, ajo y agua. Típico inserto de cartón, para eliminar (infructuosamente) la sensación de vacío, y los componentes. Por un lado, unas cuantas cartas, tanto de puntuación, como de objetivos secretos. Encontramos también fichitas de cartón de diferentes tipos, para colocar y recolectar del tablero. Nada del otro mundo, pero eficaces. Los bloques de construcción, bastante chulos. Se trata de trece palotes de madera numerados por jugador, de colores rojo, azul, blanco y gris, en tres alturas distintas. Los laterales tienen cierta trama tallada, lo que les da un aspecto bastante molón.
Y por último, el tablero. Lo dejo para el final, porque puede que no sea el tablero más indiferente del mundo, sinceramente. Plegado en cuatro, el tablero representa la ciudad de Metropolys, dividida en cinco distritos, cada uno de ellos con sus barrios, y por medio, un río que separa los distritos, y lagos. Cada barrio en su colorín, hace que el tablero sea una fiesta de secciones coloreadas que a algunos puede encantarles, a otros parecerles liosas, y a alguno que otro, posiblemente, horripilante. Sinceramente creo que no alcanza el nivel del tablero del Last Train to Wensleydale, que puede causar alucinaciones o ataques epilépticos, pero comprendo que haya a quien no le guste. Y comprendo más todavía a quien lo vea simplemente lioso. Sí, puede serlo, y hay que gastar un minuto en observarlo bien para no confundirnos luego entre río y lago. Pero merece la pena, así que usa ese minuto. Y si de verdad no puedes soportarlo, en la BGG hay un tablero alternativo simplificado, muy plano, para que tus ojillos sufran menos.
Mecanismo prestado
Tras leer las reglas, normalmente nos encontramos con los agradecimientos del autor, y aquí vemos algo interesante, además de las consabidas “gracias” a tal y cual. El señor Pauchon le da al César lo que es del César, y reconoce que el mecanismo básico de Metropolys es una adaptación del sistema de subastas del tremebundo Goa de Rüdiger Dorn. Lo que en Goa no es más que una pequeña parte del juego (mucho más complejo), en Metropolys se convierte en la razón de ser de la partida. Metropolys es un juego que mediante este mecanismo prestado de subastas, permite a los jugadores construir edificios en los diferentes barrios, buscando ciertos objetivos secretos y otros totalmente visibles.
El juego permite modo familiar y avanzado, pero simplemente varían los objetivos (bastante más obvios en el familiar), y un pequeño aspecto de la puntuación. Bajo mi punto de vista, el juego avanzado es suficientemente sencillo como para empezar por él, salvo que no hayas jugado a muchas cosas todavía, y quieras darle un par de partidillas al modo familiar para cogerle el punto.
Total, que tenemos por aquí un juego de subastas, pero “rarito”. En Metropolys se subastan barrios en los que se va a construir, y se puja con los edificios de los que disponen los jugadores, que están numerados del 1 al 13, de menor a mayor valor. La gracia consiste en que el barrio a ganar va cambiando durante la puja. La cosa va así. El jugador inicial escoge un barrio no construido, y coloca uno de sus edificios con el número visible. Los demás jugadores pueden, por orden, pasar, o pujar. Para ello, colocan uno de sus edificios, de mayor valor, en un barrio no construido adyacente y comunicado con el anterior. De modo que acaba de cambiar el objeto de la subasta. Y así sucesivamente, hasta que todos se retiran, y el último jugador deja su edificio en el barrio que escogió, con el número abajo.
Este método de subasta es bastante interesante, por varios motivos. El primero, que en realidad no se sabe lo que se va a ganar. Si pujas inicialmente por el que quieres, en cuanto te sobrepujen, sabes que incluso si ganas la subasta, no vas a llevarte el que pretendías inicialmente. Puedes pujar simplemente para que la puja continúe en una dirección determinada, para llegar al punto que quieres. Pero claro, si nadie te sobrepuja, igual te llevas lo que no querías. Y además, el hecho de tener que pasar a barrios conectados y no construidos, es muy, pero que muy, muy importante, sobre todo a medida que avanza la partida. Porque habrá barrios que queden aislados totalmente, otros con poca salida, otros más abiertos… y recordemos, que hay unos objetivos que cumplir.
Objetivos y otras recompensas
¿Y qué barrios me interesan? Pues como hemos dicho, en principio, cada jugador tiene objetivos secretos que le darán puntos al final de la partida. En el modo familiar son muy sosotes. Simplemente hay que conseguir un barrio adyacente a algún elemento dibujado en el tablero, como un lago, un puente, una estatua, o sencillamente adyacente al borde. Pero la versión avanzada nos cambia la cosa. En esta, habrá dos objetivos simultáneamente. Uno, tan fácil como construir en un barrio de un color determinado. El otro, más complicado, conseguir parejas o tríos de edificios que cumplan condiciones tales como estar conectados entre sí, a ambos lados de un puente, los tres adyacentes a una estatua o a un lago, o los tres en el mismo distrito. La puntuación de cada uno de estos objetivos es diferente, compensando la diferente dificultad de conseguirlo. Por cierto, combinar ambos objetivos no es trivial.
Para que la elección del camino a seguir en la subasta sea todavía un poco más agónica, sobre el tablero se desperdigan inicialmente una serie de losetitas redondas que nos alegrarán la vida. Las fichas de moda indican que ese barrio es supercuqui, y al construir en el ganamos la fichita, que son tres puntos. Otros barrios tienen parada de metro, y eso también está muy bien. Cada fichita conseguida, un punto, pero además, quien tenga más fichas al final de la partida, gana una cartita que son otros tres puntos. Y las fichas chungas, las de arqueología (ya lo sé, las echábais de menos, de momento todo molaba mucho). Construir en un barrio con restos arqueológicos es rollete, y nos quita un puntito. Pero además, el pringado que haga la última construcción en un barrio tal, ganará la carta de arqueología, que son dos puntos menos.
Con todo esto por medio, me da que todos nos damos cuenta de que decidir cuánto y sobre qué pujar deja de ser trivial, y hay un mucho de astucia en el tema. Pues toma, que hay más. En la versión avanzada hay una última forma de puntuación, que es por la construcción del edificio más alto en cada distrito. Una forma de ganar cinco puntos, que no son ninguna tontería.
Y llega el momento en el que alguien construye su último edificio, y entonces, se acabó lo que se daba. Se acaba la partida, y simplemente recontamos los puntos de nuestras fichitas y las veces que hayamos cumplido nuestros objetivos más o menos secretos.
Construyendo sin parar
Metropolys funciona de maravilla. Realmente genera angustia ver cómo te van desapareciendo los barrios que necesitas para cumplir tus objetivos, aunque en realidad puede que tu plan sea guardarte los edificios altos para pujar al final con ellos y llevarte un buen montón de barrios del tirón, cuando los demás sólo tienen ya disponibles edificios bajitos. Claro, también puede ser que la hayas liado, y simplemente te los hayan birlado tan ricamente, y ahora no te quedan más que barrios inútiles… Hay que andarse con ojo, no malgastar pujas buenas en barrios poco útiles, y prepararnos el terreno para poder utilizar los edificios más bajos, que raramente ganarán una puja salvo que lleguemos a terrenos cerrados. Y por supuesto cuidar el tempo de la partida, que te crees que el colega de turno no va a poder acabar porque sólo le queda un miserable 3, y te lo acaba colando, y tú ahí, con tu 13 a verlas venir…
Los objetivos de la versión avanzada son suficientemente complejos, dentro de su simplicidad, como para poder quedar ocultos durante un buen rato, aunque finalmente suelen quedar al descubierto. Y el añadido de puntuación por edificios más altos en cada distrito introduce un elemento realmente interesante.
Y si te cansas, pues ahí tienes la mini-expansión ofrecida por Ystari dentro de su Ystari Box. Cuatro nuevas cartas de objetivo para sustituir a la que simplemente nos da puntos por construir sobre un color. En estas, tendremos la friolera de nueve puntazos si en un distrito construimos tres edificios en tres colores determinados. Bastante complicado, sobre todo de combinar con el segundo objetivo. Me parece un cambio bastante estupendo, pero tiene el grave problema de no poder adquirirse por sí mismas, y tener que pillar toda la caja de expansiones, que vete tú a saber si te interesan. (Por si acaso no lo conoces, tienes expansiones para Caylus Magna Carta, muy recomendable, para Yspahan, muy recomendable, Amyitis y Sylla, que no los conozco y por tanto no puedo deciros nada sobre las expansiones, y esta para Metropolys, que como digo, mola bastante, pero no dejan de ser cuatro cartas). Un amigo con las cartas y una buena fotocopiadora también son muy aceptables.
Acabando. Metropolys me gusta, me gusta mucho. Es un juego muy divertido, con angustia reprimida porque al quitarte TU barrio, ese que anhelabas, no puedes descargar tu ira contra el interfecto. Tiene un punto de faroleo, y de andar más listo que los demás. De saber retirarte, y atacar a saco en el momento justo. Y es realmente muy sencillo de explicar, cortito, y si lo miras con cierto cariño, muy bonito. Los edificios construidos sobre el tablero a medida que avanza la partida quedan muy chulis. Bravo señor Pauchon.
Una reseña de Francisco Javier Santos
Me ha gustado la reseña. Y encima has hecho que me guste el juego xD, bueno al menos que lo tenga en cuenta para futuras compras. Este tipo de juegos siempre acaban saliendo a mesa de alguna manera, al explicarse en un momento y jugarse en menos de una hora y si encima es bueno ya ni te cuento.
Gracias por poner fotos, le da vidilla a la reseña y así vemos mejor el juego.
Gracias por tu comentario, me alegro de que te haya picado el gusanillo. A mi me parece un excelente juego.
Las fotos, en parte culpa de David Prieto, que ha cambiado algunas y les ha puesto pie.
La verdad es q solo por la ilustración de la caja ya merece la pena el juego y te da para pensar en como debe de estar currado por dentro. Solo te ha faltado poner alguna foto de las cartas de juego. Gracias por el aporte.
Me parece un juego bastante interesante para comprar.
Muy buena reseña y este Metropolys es de mis juegos familiares preferidos, la pega que tiene son las puntuaciones de las misiones que están desequilibradas.
Hola NETes,
Lo que dices es una de las quejas que se ven en típicamente en los comentarios de la BGG. La verdad es que no he jugado lo suficiente como para ver el efecto. A mi, al menos en el modo avanzado, me parecen bastante equilibradas. Hay misiones más difíciles que otras, eso es claro, pero se pagan mejor. ¿Equilibradas? Pues no sé, confío en el playtesting 😉