El señor Knizia es conocido por bastantes cosas dentro de este mundillo.  Una, su ingente producción, de juegos de todo tipo y condición, con varias obras maestras en su haber.  Otra, el saber exprimir al máximo una idea y obtener a partir de ella un puñado de juegos.  Por ejemplo, podemos ver las series de juegos de Keltis o Genial.  Otra, haber producido algunos de los más interesantes juegos de subastas.   De hecho, se conoce por la trilogía de subastas de Knizia a los juegos Modern Art, Medici y Ra (tres juegazos como la copa de un pino, dicho sea de paso).  Del último de los cuales, exprimiendo, obtuvimos Strozzi, y también el juego que nos ocupa, Medici vs Strozzi.  Ambos de subastas, claro.  Y en el último caso, para dos jugadores.  ¿Mande?  Sí, exactamente, un juego de subastas para dos.  Y sí, funciona.  Y desde luego, huele a Knizia que se las pela.  Para bien o para mal, según te guste ese característico estilo o no, MvsS es un juego muy, muy, pero que muy Knizia.

Y no es de Kosmos

Y bien que me pasé yo años pensando que se trataba de otro juego de la serie de Kosmos para dos jugadores.  Y es que la caja es de idéntico tamaño.  Pero no, la edición americana corre a cargo de Rio Grande, pero la alemana corre a cargo de Abacus Spiele.  En realidad, al menos mi ejemplar, es edición bilingüe simultánea.  Y aunque no sea de Kosmos, yo lo tengo en la misma pila, donde encaja perfectamente.

Ambos dos son la pura alegría de la huerta.  Original aquí.

El juego está ilustrado por uno de los grandes, Franz Vohwinkel, y vemos en la portada a dos tipos muy renacentistas y muy serios, presumiblemente de las dos familias que rivalizaban en Florencia por aquella época, los Medici, y los Strozzi.  Y que aparecen, cada uno de ellos, en las portadas de sendos juegos, Medici, y de Strozzi.  En su interior, cartón del apañaete, para los puertos, las mercancías, las monedas, los barcos… vamos, para todo el juego, salvo la bolsa de tela, y 8 cubos negros de maderita.  Como digo, el cartón es bueno y gordito, así que bien.  Es cierto que los colores son tan pastel y tan claritos, que el verde-mar y el azul-verdoso igual no son todo lo distintos que a mí me gustaría, pero sobreviviré.  Y las reglas.  Aquí tengo la mayor queja del juego.  En un librito vienen en inglés y alemán, y bastante bien explicadas… el texto.  Porque los ejemplos, brillan por su absoluta ausencia.  Ni uno.  Vale, el juego no es que sea de complicación extrema, pero un par de ejemplos ilustrando la mecánica del juego, y otro para el recuento de puntos, no hubieran sobrado en absoluto.  Vamos, demasiada confianza en la redacción, por muy bien que se haya hecho.  Tirón de orejas, porque sí que han puesto un par de ilustraciones para mostrar los componentes y la disposición inicial, bastante menos necesarios.  Lo siento, pero los ejemplos siempre son bienvenidos, y casi siempre necesarios.

No sé si sólo me pasa a mi, pero yo los colores los hubiera puesto un poco más diferentes entre sí en las pistas de los puertos.  Original aquí.

También es destacable la nula intención de ambientar el juego.  No hay ni un párrafo de introducción, intentando vendernos la moto sobre las familias, sus intereses de poder y de comercio, o lo que sea.  Que va, un renglón en la portada de las reglas, y punto: “Revive la feroz rivalidad entre las dos familias florentinas de mercaderes más poderosas de todos los tiempos”.  Ale, ya vas servido, ahora componentes, y a jugar.  Y no te creas que te voy a decir qué mercancías tienes, que va.  Te hablan de que hay cuatro.  Y por los dibujos, podemos pensar en telas, pieles bastante peludas, anís estrellado u otra planta sin identificar, y un montón de algún material azul, que me hace pensar en un tinte.  Efectivamente, esto tiene pinta de ir a de mecánica, nada de ambientaciones.

¿De qué bicho han sacado la piel?  Enigmáticas mercancías con las que trajinan los Medici y los Strozzi… Original aquí.

En cuanto al nivel de aire, adecuado, las cosas caben y no sobra sitio, así que estupendo por ese lado.  El tamaño es virtualmente idéntico al de la serie de Kosmos de dos jugadores.

Yo reparto, tú escoges

O yo pongo precio, y tú decides quien lo compra.  Este es el sistema que aprovecha Reiner Knizia para solventar una situación peliaguda.  ¿Cómo diseñar un juego de subastas, con sólo dos jugadores?  Técnicamente no es que sea imposible, pero la verdad es que parece bastante poco gracioso ver a dos únicos jugadores puja que te puja por lo que sea.  Poco gracioso y cansino.  Así que Knizia toma el clásico problema del pastel, y lo modifica para que la decisión sea inmediata.  Un jugador sacará a subasta un lote de productos, le pone precio, y el contrario, si quiere, lo compra.  Y si no, se lo queda el jugador que lo valoró.  Así de sencillo, y así de estupendo.  El mecanismo funciona de lujo.  Aderezado con el resto de restricciones que imponen las reglas, el resultado es un juego con muchas decisiones interesantes.

Para ser un poco más concretos, el juego consiste en conseguir lotes y embarcarlos en nuestros navíos, y atracar estos navíos en los puertos, de los que hay tres, para conseguir pasta.  Quien más dinerete tenga al final de la partida, la gana.  Se juegan tres rondas, tras cada una de las cuales se puntúa, que viene a ser conseguir dinero.

Cada jugador se pilla sus tres barcos, con capacidad para 3, 4 y 5 mercancías cada uno (primera sutileza, los barcos no son iguales), que habrá que embarcar, cada uno de ellos, en un puerto diferente de los tres que se ponen en el centro del área de juego.  Los tres puertos pueden recibir cualquier mercancía, pero algunas de ellas serán más útiles que otras en cada uno de llos.  Hay dos puertos que favorecen tres mercancías, y otro sólo dos (segunda sutileza, los tres puertos son diferentes).  En los puertos, se representan unas pistas que nos indican el nivel de mercadeo de cada jugador en cada una de estas mercancías favorecidas, lo que llaman marcadores de monopolio, y que se controlan con los cubos negros, que inicialmente se ponen en el centro de las pistas.

Preparando el temita.  Original aquí.

Cada jugador pilla 300 monedas, y empezamos.  Medici empieza la primera ronda, Strozzi empezará la segunda y tercera.  Las mercancías en la bolsa, seis piezas de cada una de las cuatro mercancías, con valores 0, 1, 2, 3, 4 y 4 otra vez, más dos de oro, de valor 5, bien revueltas.  El jugador activo saca una loseta, y la muestra.  Y si quiere, saca otra, y hasta otra más.  Ese es el lote que tiene que valorar, y él decide si tendrá una, dos o tres mercancías.  Le pone un valor, y el contrario decide si lo compra, o por el contrario obliga al jugador activo a comprarlo.  Quienquiera que lo compre, tiene dos opciones.  La primera es simplemente descartar el lote, opción en principio poco recomendable, ya que es básicamente tirar el dinero, aunque en determinadas circunstancias puede ser interesante.  La opción habitual es colocar el lote completo, sin dividir, en un barco, en el que tiene que caber enterito.  Nada de desechar algunas partes.  Y el barco, asignarlo a uno de los puertos, si no lo estaba ya.  En cada puerto, un barco de cada jugador, que si no está completo puede seguir recibiendo lotes, siempre y cuando le quepan enteritos.  Y el que haya comprado el lote, pasa a ser el jugador activo, y saca otro lote.

Cosas interesantes.  El lote que saca el jugador activo tiene que caberle, sí o sí.  A lo mejor no lo gana, pero tiene que ofrecer algo que pueda colocar.  Y si compramos uno que no nos cabe, habrá que tirarlo.  Circunstancia que puede desde luego aprovechar el contrario.  Si sólo te cabe una ficha, voy a sacar lotes de dos, que tú no podrás embarcar, y si me los quitas, al menos te he quitado dinero para nada, porque tú tendrás que tirarlo.  Juas, juas, que malvado mercante soy.  También es muy importante qué mercancías han salido en el lote, obviamente.  Lo que puede ser muy útil para uno, puede no serlo tanto para el otro, y eso hace que la valoración siga sin ser sencilla.  La colocación de los barcos es muy importante, tanto por el tamaño, como por lo que contienen.  La puntuación de los monopolios es muy importante, como veremos ahora.  Y por último, la valoración debe considerar qué nos hará ganar ese lote.  Si gastamos más de lo que nos da, hemos perdido dinero, y eso es justo lo contrario de lo que queremos hacer, que es ganar pasta gansa.

Y así, con este sistema de lotes, continuamos hasta que uno de los jugadores llena sus tres barcos completamente, o se acaban las fichas de la bolsa.

Partida en progreso.  Barcos colocándose, y un lote de tres que sólo podrá comprar Strozzi (que es el rosita).  Por la disposición de los marcadores de monopolio, tiene que ser al menos la segunda ronda.  Original aquí.

Momento puntuación.  En primer lugar, se comparan los valores de las mercancías de cada puerto.  Quien haya situado un barco con más valor, ganará 20 monedas en cada puerto.  Y ahora se miran los monopolios.  Para cada pista de cada puerto, se mueve el cubito un espacio hacia cada jugador por cada ficha de esa mercancía que tenga en un barco en ese puerto.  Y las fichas de valor 0, inútiles para el valor global de las mercancías, aquí mueven el cubo dos pasos.  Cada cubo de monopolio que tengamos en nuestro lado del puerto, nos da 10 monedas.  Si está en cierto punto, nos da un extra de 10 y hasta 20 monedas más que las 10 normales.  Y además, el monopolio se queda donde está para la siguiente ronda.  ¡Recórcholis, ¿dónde están esas leyes antimonopolio?!
Vaciamos nuestros barcos, y hacemos dos rondas más, siempre dejando los monopolios en su estado final.  Contamos nuestro dinero final, y el más rico gana el prestigio para su familia.

Aquí huele a Knizzzzziaaaa

Reiner Knizia es matemático, y tiene una facultad bastante asombrosa de crear juegos basados en numeritos, tipo Exploradores o Keltis, o Battle Line y muchos, muchos otros.  Tiene un buen montón de ese tipo, y también de subastas.  Quien los disfruta, los disfruta, y quien no, suele quejarse del aspecto tan puramente matemático que tienen estos juegos.  Y no les falta razón.  En este juego las cuentas aparecen de forma evidente, y supongo que si alguien se pone a hacer cálculos exhaustivos acerca de cuanto debería pagar por cada lote, posiblemente ganaría.  Claro que no me ganaría a mí, porque yo no jugaría contra semejante petardo.

Para mi gusto, este como otros juegos hay que jugarlos con un poquito de espíritu aventurero, y al menos durante la mayor parte de la partida, guiarse por el instinto.  Alta Tensión o Automobile, o Tinners’ Trail, son otros ejemplos en los que un “cuenteo” excesivo puede llevarte a la victoria, pero quitarle también toda la gracia.  En su momento adecuado, vale, pero con mesura.  En MvsS es quizá más acusado, porque los efectos de cada loseta puedes calcularlos, saber exactamente lo que vas a ganar, comprobar lo que ya tiene tu contrario…  En fin, que da para un Análisis-Parálisis importante, así que advertidos vais si tenéis compañeros de este tipo.  En cualquier caso, en BGG hay un buen número de hilos de discusión acerca de la valoración de los lotes.  Son discusiones de lo más sesudas, y hay que tener bastante interés, paciencia, y bastante concentración para seguirlos, porque usuarios con diferente opinión empiezan a hacer cálculos bastante majos rebatiéndose unos a otros acerca de cómo valorar los lotes.  Mi conclusión, no habiéndolos leído en profundidad, porque me parece un aburrimiento, es que no debe ser tan fácil valorarlos como algunos pretenden decir, menospreciando el juego.  Es más, debe ser francamente difícil, por lo que el juego está muy bien construido.

Cuando se juega en modo relax, MvsS ofrece una forma de intentar maximizar los precios, farolear, y arriesgar en los lotes.  ¿Me la juego con mi barco pequeño frente al grande del contrario, ahora que me han salido lotes de gran valor?  ¿Diversifico, o intento monopolizar mucho algún material para pillar los extras?  Así, a ojo, no es nada sencillo de calcular, y prueba de que yo al menos soy bastante malo, es que suelo acabar con menos dinero del que empiezo.  Lo que no prueba nada salvo mi vergonzante capacidad para los negocios, claro.  O quizá no, porque en esas discusiones de la BGG, hay quien afirma que los buenos jugadores deben acabar con menos dinero del que empezaron.  Suena raruno, pero recordemos que el objetivo no es ganar dinero, sino acabar con más que el contrario…

Un detalle que quizá no me gusta es que el dinero es ilimitado.  Si se te acaba, puedes pedir créditos de forma ilimitada, y ¡gratuita!  Si Wallace se entera de esto se va a enterar Knizia…  De hecho, es la parte a la que le veo menos sentido.  Se parte de 300 monedas, y las ganancias que se manejan vienen a ser del orden de las 100 monedas, más o menos, suponiendo que los monopolios están razonablemente repartidos.  Por lo tanto, las subastas no parece que puedan alcanzar valores muy altos (de hecho el ejemplo de las reglas pone un valor de 7 monedas).  En ese caso, parece realmente improbable que puedas quedarte sin un chavo.  ¿Qué tal si partimos sólo de 50, y aplicamos realmente la posibilidad de obtener créditos, pero de los de verdad, de los que tienen intereses?  Pues seguramente un juego distinto, que no he probado, pero si alguien se anima… igual convence a Knizia y saca “Strozzi vs Medici”.

Acabando, MvsS es un juego que consigue una muy interesante mecánica de “subasta para dos”, con una dosis de matemática muy fuerte, y que ofrece una experiencia de juego muy concreta.  Funciona como un reloj, pero no tiene porqué gustar a todo el mundo, y de hecho da la sensación de ser un juego fácilmente odiable.  Es de esos juegos que carecen de un “alma” atrayente de forma clara.  Pero si te gusta este tipo de juego, este es bonito, sencillo, bonito de ver y manejar, chiquitín, y perfectamente engarzado.  Yo estoy muy contento de que mi buen amigo Jokin se acordara de mí, y me lo regalara.

Medici vs Strozzi
Creado por Reiner Knizia
Ilustrado por Franz Vohwinkel
Editado por Rio Grande y Abacus Spiele, 2006
30 minutos, 2 jugadores

Una reseña de Francisco Javier Santos

3 comentarios en «Medici vs Strozzi, de mercadeo en el renacimiento»
  1. Muy buena reseña que ha terminado de convencerme para comprarlo. Yo ya tengo el Medici y el Strozzi y la verdad es que son de los que mas me gustan del señor Knizia. Juegos de reglas muy sencillas pero con mucha chica. Un saludo.

  2. Gracias Israel. Creo que si te gustan Medici, y Strozzi, y por tanto te gustan los juegos de subastas muy matemáticos, este debería ser de tu gusto. ¡Espero que lo disfrutes!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *