Portada Colosseum
Portada Colosseum

Colosseum

Autores: Wolfgang Kramer y Markus Lübke

Editado por Edge Enterteinment, 2007.  (Days of Wonder, 2007)

3-5 jugadores, 60-90 minutos (según la caja, 120 minutos no es descabellado)

A partir de 10 años, para jugadores con cierta experiencia.

Independiente del idioma.

Colosseum, panem et circenses.

Dales pan y circo.  Eso parece que decía algún mandamás romano cuando le preguntaban qué hacer para mantener al pueblo contento.  Y de eso se va a tratar en Colosseum, de ofrecer espectáculos de circo para que la gente los disfrute, y nosotros, como empresarios del evento, ganemos sextercios, y sobre todo, fama, para convertirnos en Empresario Máximo a los ojos de Tito, el Emperador.  Tras noventa y nueve días continuados de espectáculo circense, llega la ceremonia de clausura.  Es el momento del máximo lucimiento.

Abre los ojos.

Y deléitate ante el espectáculo visual que supone abrir la caja, destroquelar y desplegar el tablero y los componentes sobre una mesa, preferiblemente no demasiado pequeña.  Colosseum es un magnífico ejemplo de lo que Days of Wonder ofrece habitualmente a nivel de componentes de juego.  Es decir, una preciosidad.  El tablero, de dimensiones considerables, tiene sitio para todo, y está bien ilustrado.  Hay montones de fichas de cartón para diversas cosas, y seis figurillas que representan a Senadores, Cónsules y al Emperador que son muy bonitas y prácticas.  Todos los dibujos de las fichas de cartón son claros y estéticos, y cumplen perfectamente con la función.  Y, maravilla de las maravillas, todo tiene su sitio en la caja, perfectamente indicado en una hoja de ayuda que incluye el juego para que sepas como guardar todo.  No cuesta tanto hacer una bandeja de plástico bien hecha, la verdad.  Esta es una de las mejores que he visto.  Cabe todo, cabe bien, y no sobra  espacio de manera descarada.  Y si lo mantienes horizontal, las cosas se quedarán en su sitio.  La prueba de la verticalidad no la supera, claro, pero es que eso ya es casi inimaginable.

Mención especial merecen las ayudas de juego incluidas.  Muy necesarias, por lo que se agradece sobremanera que vengan de serie.  Y muy bien hechas.  Son de un tamaño relativamente grande (medio folio aproximadamente), en cartón fino satinado, e impresas por las dos caras.  Por una cara, un resumen muy, muy claro y bueno de todas las fases del juego.  Una vez leídas las reglas, esta ayuda nos servirá perfectamente para guiarnos a través de toda la partida.  Y por la otra cara, la información acerca de todos los espectáculos de circo que podremos llevar a cabo.  También muy necesario como elemento de consulta casi constante para planificar nuestras acciones.

Sobre la mesa, Colosseum luce extraordinario, y tiene foto bien bonita.  De modo que la parte visual, la supera con creces.  Hasta la caja es bonita.

Empresarios a la romana.

Entrando en el juego en sí, el objetivo en Colosseum es convertirnos en el empresario circense más aplaudido y considerado, llevando a cabo el espectáculo más importante a lo largo de la partida.  Esto que hemos dicho es importante.  Intentaremos hacer el espectáculo más importante, y no los espectáculos.  Colosseum no es un juego de acumulación de puntos, sino que nuestra puntuación vendrá dada por el mejor espectáculo que hagamos.  Todas nuestras acciones deben ir encaminadas a preparar nuestra situación hacia ese gran espectáculo.  Durante el juego haremos sin duda varios de ellos, pero sólo el mejor de todos será tenido en cuenta para la puntuación.  Aquí no gana la gloria el más regular, sino aquel que consigue impactar más fuertemente a los espectadores.

Para esto, los autores mezclan una serie de mecánicas como las subastas, el comercio, y la gestión económica.  Cada jugador dispone de un circo, inicialmente pequeño, en el que realizar sus espectáculos.  Los jugadores, como empresarios, tendrán que contratar nuevos espectáculos, contratar los elementos necesarios para llevarlos a cabo, intentar conseguir algunas de las grandes estrellas del espectáculo, ampliar su circo para poder realizar mejores espectáculos, y por supuesto atraer al público y a las personalidades más importantes para que el espectáculo sea un éxito.  Todo esto se hace en las diferentes fases de los cinco turnos de la partida.

Sin entrar en detalle de las reglas, que en realidad no son nada complicadas, podemos ver cómo se desarrolla una ronda a través de sus cinco fases.  La primera es la fase de inversión.  Como hemos comentado, empezamos con un circo pequeñito, donde sólo se pueden hacer pequeños espectáculos, como los que todos los jugadores reciben inicialmente.  Pero si quieres ser Empresario Máximo no puedes quedarte ahí.  Has de invertir en mejorar tus posibilidades.  Hay varias opciones.  Puedes ampliar tu circo, para que tenga mayor tamaño.  Esto es totalmente necesario hacerlo, ya que los mejores espectáculos que podrás contratar también en esta fase, necesitan tener circos mayores.  También podemos publicitarnos para que el público compre abonos de temporada, asegurándonos mayor afluencia en los espectáculos.  Incluso podemos construir un palco imperial, para que el mismísimo Emperador se encuentre cómodo.  Y como hemos dicho, podemos contratar nuevos espectáculos.

Todas las opciones son útiles, incluso necesarias.  Pues bien, sólo podemos hacer una por turno.  Por lo que inmediatamente vemos que los cuatro primeros turnos van, muy probablemente, a ser una gestión para conseguir lo mejor de lo mejor en el quinto y último.  Siempre además manteniendo un saludable nivel económico, pues las inversiones no son baratas, especialmente los programas de espectáculo.

Una vez todos los empresarios han invertido, deberán contratar a los actores, y comprar los elementos decorativos necesarios para poder organizar la obra en cuestión.  Aquí encontramos una mecánica de subastas, en la que los empresarios pujarán por lotes compuestos de tres losetas con diferentes componentes que forman parte de estos espectáculos: gladiadores, caballos, leones, músicos, cuadrigas, antorchas, sacerdotes… hasta doce tipos diferentes.  Existen dos versiones para la subasta, la original de las reglas y una versión más agresiva, y oficial, en la que cada jugador puede conseguir varios lotes por turno, en lugar de sólo uno.  En mi opinión, la versión agresiva le da mucha más vidilla al juego, y es muy recomendable.  Además, fuerza a tener más cuidado con el dinero.

Dado que los lotes a subastar son aleatorios, es muy posible que nunca consigamos con facilidad los componentes necesarios para nuestro espectáculo.  La tercera fase es de comercio, en la que podremos intercambiar losetas y dinero con otros empresarios.  Tal y como viene en las reglas, es un comercio bastante cerrado, en el que por turnos, cada uno de los jugadores comerciará con quien quiera, sin que los demás puedan intervenir.  Supongo que no es imposible flexibilizar estas normas, y cada grupo de juego puede comerciar de la manera que mejor le parezca, pero creo que es la mejor forma.  Dado que los espectáculos comprados por cada jugador son visibles, sabemos qué necesita cada cual.  Si todo el mundo entra en la negociación a la vez, seguramente habrá constantes avisos acerca de la mucha necesidad de tal o cual jugador para tal ficha, y las negociaciones pueden alargarse hasta el infinito, y entrar en la conocida espiral de “violencia” que puede generarse en este tipo de mecánica.  Personalmente no me gustan demasiado las negociaciones, y es la parte que menos me atrae del juego, pero considero que es necesaria como complemento a las subastas.  En BGG hay colgada una versión de “comercio virtual” sin intervención de otros jugadores que quizá interese a alguien.

http://www.boardgamegeek.com/thread/358537

Y la cuarta fase es el momento crucial, el momento de producir el espectáculo, y empezar nuestro camino a la fama y la gloria.  Se divide en varios pasos.  El primero, mover a los nobles.  Las bonitas figurillas que representan a Cónsules, Senadores y al Emperador se mueven a lo largo de una pista que rodea el tablero, pista sobre la que se sitúan nuestros circos.  Tirando un dado, podemos mover uno de estos personajes, con la idea de que caigan dentro de nuestro circo, lo que nos proporcionará  mayor afluencia de espectadores.  También podemos hacerlo llegar a un área de descanso, lo que nos dará una medalla con diversas utilidades.  Y si en nuestra inversión hemos comprado el Palco Imperial, podremos tirar dos dados en lugar de uno, lo que aumentará nuestras opciones.

Este es un punto muy comentado.  Muchos jugadores piensan que el movimiento de los nobles es muy poderoso (lo es, puede darnos muchos puntos), y muy aleatorio, lo que hace que el Palco sea casi imprescindible desde el primer momento.  Además, puede generar un cierto efecto de “king-making”.  Otros, por el contrario, lo encuentran como ese agradable elemento de suerte que relaja un poco el juego.  Creo que no le falta razón a ninguna de las partes, pero supongo que dependerá mucho del grupo de juego, y no es fácil generalizar.

El segundo paso es producir el espectáculo.  Cada ficha de espectáculo muestra los elementos necesarios, y la puntuación otorgada según cuántos de ellos tengamos, puesto que no es necesario tener absolutamente todos.  Para producirlo simplemente tienes que tener un mínimo de los componentes necesarios, y por supuesto, tener el espectáculo contratado, lo que hay que hacer en la fase de inversión.  Y a contar espectadores.  A los espectadores propios del espectáculo, que dependerán de cómo de completa haya sido la producción, hay que sumarle los abonos de temporada, los espectáculos hechos en turnos anteriores, la presencia de estrellas, como gladiadores máximos o leones espectaculares, la presencia de nobles, los posibles anfiteatros (que se ganan cuando producimos el mejor espectáculo de un turno determinado)  y las medallas que gastemos de esta forma.

El total, lo recibiremos en forma de monedas, y además determinará nuestra puntuación.  Recordemos, no es acumulativa.  Si nuestro primer espectáculo consiguió 30 espectadores, y el segundo 33, nuestra puntuación será 33.  Más que posiblemente, en el quinto turno, conseguiremos realizar el mejor de nuestros espectáculos, y este determinará nuestra puntuación final.

La quinta y última fase es la ceremonia de clausura.  El mejor espectáculo del turno consigue un anfiteatro.  Además, todos los espectáculos sufren el desgaste normal, y cada empresario debe deshacerse de una loseta que haya intervenido.  Y por último, el jugador con peor puntuación le roba una ficha al jugador con mejor puntuación, acercando así la situación de los jugadores.  En la última ronda, no existe esta fase, y quien haya producido el espectáculo con más público de toda la partida será  el Empresario Máximo.  El resto, con suerte, se librarán de los leones.

Había una vez unos príncipes allá por Florencia…

Si alguno de vosotros conoce el juego Príncipes de Florencia, de Wolfgang Kramer y Richard Ulrich, habrá notado ciertas similitudes.  La idea básica es realmente muy similar, realizar espectáculos/obras para conseguir puntos, para los cuales son necesarios ciertos elementos, algunos de los cuales pueden conseguirse mediante subasta, y otros mediante compra directa.  Casi podría decirse que Colosseum es un Príncipes de Florencia revisado, en el que se elimina el posicionamiento de los elementos en el tablero que sí tiene el Príncipes, y se añade la fase de comercio.  Y sobre todo, se modifica el sistema de puntuación.   El sistema de puntuación de Príncipes de Florencia es, para mí, una genialidad.  Al contrario que en Colosseum, se trata de un sistema acumulativo, pero en el que los puntos se compran con el dinero que se obtiene a partir de cada obra.  El análogo en Colosseum sería que tras el espectáculo el empresario ganase dinero, y este pudiera guardarlo como tal, o gastarlo en parte en comprar puntos de victoria que iría acumulando durante las cinco rondas.  Es un sistema que genera una decisión importante en cada turno, ¿cuántos puntos quiero, y cuánto dinero quiero tener?  También similar, el sistema de inversión de Tinners’ Trail, de Martin Wallace.  El cambio aquí es realmente drástico, y hace que la experiencia de juego sea muy diferente.  No importa como de bajas sean nuestras puntuaciones a lo largo de la partida.  Si en la última ronda conseguimos un gran espectáculo, podremos vencer.  Un sistema totalmente diferente.  Y muy posiblemente fácil de adaptar, pues no parece difícil jugar una partida a Colosseum con el sistema de puntuación de Príncipes de Florencia.

Viviendo el circo

Colosseum es un juego que exige bastante concentración.  Hay que planificar a largo plazo, teniendo en cuenta el momento actual, pues sólo con los espectáculos que se producen ronda a ronda podemos conseguir el dinero necesario para evolucionar.  Por otra parte, los elementos que vamos consiguiendo en las subastas deberían ser útiles, idealmente, para los espectáculos futuros, pues adaptarse a nuevas necesidades puede ser muy complejo y costoso.  No es fácil encontrar buenas combinaciones de losetas y espectáculos futuros, y hay que estar atento.

Además, las partidas son, en mi experiencia, bastante largas, superando fácilmente las dos horas, a pesar de que en la caja indique 60-90 minutos, y haya leído comentarios acerca de partidas en menos de una hora.  Sinceramente, no veo la manera, salvo que sean a tres jugadores, muy experimentados, y con una fase de comercio realmente muy rápida.  Sin embargo, la experiencia es muy agradable.  Colosseum es un juego bastante interactivo, ya que las fases más largas, las subastas y el comercio, involucran a varios jugadores a la vez, y las fases más solitarias como la inversión y la producción del espectáculo se hacen rápidamente, y en ellas encontramos por ejemplo la tirada de dados para mover a los nobles, algo que siempre llama la atención de los demás jugadores pues también les afectará a ellos.  Ayudados por la magnífica estética del juego, el tiempo se pasa de una forma más que agradable y divertida.  Aun así, no creo que pueda considerarse un juego de iniciación, pues aunque las reglas no son realmente difíciles, entra dentro de los juegos con múltiples fases, más adecuados para gente con un poco de experiencia.

En definitiva, Colosseum es un precioso juego donde deberemos optimizar los recursos, conseguirlos lo más baratos posibles, e invertir adecuadamente en nuestro circo para producir el más grandioso espectáculo.  Un muy buen juego para 3-5 jugadores con ganas de pensar en la mejor estrategia de futuro sin echar a perder el presente.

Nota sobre las reglas en español

Existe una pequeña errata, o al menos, una frase poco clara, en las reglas en español, en la página X, en la explicación del uso de las medallas del emperador.  Estas tienen tres posibles usos, uno de los cuales es modificar en hasta tres casillas, adelante o atrás, el movimiento de los nobles.  En las reglas en castellano, indica que esta modificación debe realizarse antes de tirar los dados.  Sin embargo, esto no es así, sino que se tiran los dados, y esta tirada se modifica a conveniencia tras ver el resultado.  Supongo que lo que realmente querían indicar es que la decisión de usar una medalla con este fin sí debe hacerse antes de tirar los dados, aunque atendiendo a las respuestas de los autores que podemos encontrar en un archivo de FAQ ni siquiera eso es necesario.

Una reseña de Francisco Javier Santos

Un comentario en «Colosseum, panem et circenses»
  1. Gracias por la reseña.

    A mi es uno de los juegos que más me gustan y poca gente lo conoce. Solo tiene un pequeño fallo y es que en la última ronda pierde mucha fuerza la fase de negociación porque todo el mundo tiene claro ya que vas a hacer y se puede calcular perfectamente los puntos que das con cada negociación.

    CIao

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